Gracias al rápido crecimiento de la histeria colectiva, el mercado del yuyu vírico ha creado nuevos “emprendedores”. Personas con mucho ojo para los negocios que hacen acopio de mascarillas antes de que los especuladores consigan que su precio supere al de una la de caviar de esturión.
En Málaga han trincado a un médico que salía de su curro en el hospital Clínico con 14 cajas de mascarillas, unas 300 se había agenciado. Al verse sorprendido con el alijo, justificó el trapicheo diciendo que eran “para su pueblo”. Al menos confesó la zona donde tiene su cartera de “clientes”.
Las empresacas de pijadas para ricos tontos tampoco iban a quedarse mirando sin aprovechar la coyuntura. Han empezado a intentar colocar, ayudados de la prensa del spam de la “moda”, su línea de mascarillas viral fashion. Esta vez el chiste tonto y malo encaja perfecto, mucho más carillas.
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