Humor Gráfico

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jueves, 25 de junio de 2020

Lágrimas de Airbnb

Lágrimas de Airbnb

Lágrimas de Airbnb

Quiero recordar una anécdota. Aunque les parezca que no tiene mucha relación con el tema a tratar pronto verán que hay no pocos elementos comunes.

La inauguración de Hotel Pez Espada en Torremolinos fue el 31 de mayo de 1959, sin embargo no logró llenar en su primer invierno de vida.

Luis Callejón, por aquellos días empleado del hotel, cuenta así en el documental “Bajo el sol de Torremolinos“, de la serie Crónicas de TVE, el suceso, ajeno a cualquier plan, que cambiaría por completo la situación de establecimiento, la de Torremolinos y por extensión la de la Costa del Sol, que ya empezaba a asomar como punto de interés turístico.

“Entonces pensaron en cerrar en septiembre o en octubre. Y el 29 de febrero de 1960 se produce el terremoto de Agadir (Marruecos).

Agadir era el destino turístico del norte de Europa, EL, no uno de los destinos, no, el destino turístico del norte de Europa y no había otro destino turístico.

O sea, no había competencia, Agadir era el sumum. Pues rápidamente se destruye Agadir y aquellos turoperadores suecos, noruegos, finlandeses, alemanes que no sabían donde mandarlos estuvieron estudiando qué destinos que tuviesen una climatología parecida, y claro, un aeropuerto.
Aquella garantía hizo que la Costa del Sol fuese una costa de 365 días al año de explotación”.

En la cultura popular aún quedan muchas falsas creencias que hablan de la grandeza de nuestro país a la hora de conseguir alzarse por méritos propios como destino estrella de sol y playa en todo el mundo.

Nada más lejos de la realidad, la explosión final del boom turístico llegó tras una serie de carambolas que muy poco o nada tuvieron que ver con virtudes patrias o acciones humanas estudiadas y planificadas. Bastó con el clima, que ya lo teníamos de fábrica, algunas infraestructuras muy básicas, una catástrofe natural y una situación política y social en vías de importantes cambios.

La misma historia

Tardamos 12 años construir el negocio de Airbnb y perdimos casi todo en cuestión de 4 a 6 semanas“.

Brian Chesky, jerifalte de Airbnb en una entrevista a CNBC.

La supuesta hostia de Airbnb es la misma historia pero con distintos resultados, su terremoto ha sido la pandemia mundial que le ha dado fuerte en las piernas y se las ha partido. El siempre imprevisible movimiento turístico está ahora de rodillas y ese “modelo”de especulación salvaje, un clásico nacional, que intentaron camuflar en sus inicios con el engañabobos de una falsa economía colaborativa puede esfumarse. Hasta luego, Lucas. No habrá lágrimas.

Los buitres que corrieron a acaparar el negocio de la rapiña de la vivienda ya no se ponen tan chulos, pero no duden que encontrarán pronto otro nicho, si no lo tienen ya, donde carroñear adornándolo con viejóvenes cantos de emprendeduría. Todo esto con la connivencia de gobiernos de todo color que no se han atrevido a detener el mamoneo con algo tan vital como la vivienda.

El pánico es inevitable cuando se ponen todos los huevos en el mismo canasto y llega algo que no esperas ni controlas y te los chafa todos.

No tengo ni pajolera idea de qué estrategias deberíamos haber ensayado para intentar  diversificar nuestra economía, ni si aún estamos a tiempo, para no depender casi exclusivamente del turismo y del sector servicios asociado a la cosa vacacional, pero no me lo reprochen.

LLevo décadas escuchando que hay que seguir como un mandato divino los sabios consejos de esos brillantes emprendedores que se llenan la boca de frases de azucarillo y prometen tormentas de billetes para todos si nos instalamos unas App muy chulis que han diseñado.

 

Este contenido fue publicado originalmente en el blog JRMora, humor gráfico

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